Almonacid reconoce la labor de Pedro Antonio Cañadillas en las XX Jornadas Taurinas
Almonacid de Zorita. 19 de septiembre de 2022. Durante las fiestas de Almonacid de Zorita, y como magnífico complemento a los festejos en plaza, calles y campo, se celebró, en Almonacid de Zorita, la XX Edición de las Jornadas Taurinas que organizan la Peña Taurina La Coqueta y la Asociación Lago de Bolarque, con la colaboración del Ayuntamiento de Almonacid de Zorita.
Por ser su principal valedor desde la primera edición, en septiembre de 2020, Peña Taurina y Ayuntamiento entregaron una placa al aficionado Pedro Antonio Cañadillas. La Asociación Lago de Bolarque hizo lo propio con la alcaldesa de Almonacid, Beatriz Sánchez, distinguiendo la colaboración del ayuntamiento con las jornadas desde su primera edición, en septiembre de 2020.
Abrió plaza Beatriz Sánchez, alcaldesa de Almonacid de Zorita, que tuvo palabras de agradecimiento para la peña organizadora, y, sobre todo, para Pedro Cañadillas, quien después de sufrir una cornada en forma de retinosis pigmentaria, ve los toros con el resto de sus sentidos, pero sobre todo, con el corazón.
El inicio del coloquio sobre 'El toro y sus circunstancias' fue emocionante, por varios motivos. En primer lugar por la ausencia de algunos asistentes que no habían faltado nunca al evento. Es el caso del poeta taurino, el toledano Tomás Aranda, y también algunos seguidores que ya no están, por motivo de la pandemia. Aun así, Aranda quiso enviar un poema a su amigo, Pedro Cañadillas, compuesto específicamente para la ocasión, con el que se abrían las vigésimas jornadas. Le dio lectura Martina Ortega.
Moderado por el propio Cañadillas, intervinieron también Pedro Alonso, director pedagógico del CITAR (Centro Internacional de Tauromaquia de Alto Rendimiento), el novillero Rubén Núñez, y el matador de toros, Juan de Castilla, ambos formados precisamente en el CITAR, ubicado en la vecina localidad de Fuentelencina.
Núñez sustituyó al anunciado en el cartel Leo Valadez, matador igualmente formado en el CITAR, que esa misma mañana había anunciado que no podía acudir al acto. Ahí llegó el segundo momento emocionante de las Jornadas. “Con todo el cariño que le tengo al matador de toros, Leo Valadez, que estuvo 11 años en el CITAR, y fue legalmente mi hijo hasta los 18 años, debo decir que la torería es algo más que cortar dos orejas en Pamplona, cortar un rabo en Madrid, ir a Bilbao y dejar impronta, ir a San Sebastián o ser capaz de cortar una oreja con un hueso roto. También es compromiso. Así lo enseñamos en el CITAR. Leo Valadez está con sus apoderados en el campo, pero tenía que estar aquí. Así que lamento tener que decir que Leo Valadez no ha aprendido lo más importante que le hemos enseñado: mantener su palabra”, dijo Alonso. Además de Núñez, varios alumnos del CITAR, que se dieron a conocer en Almonacid, hicieron piña para sustituir a un Valadez “lanzado a la fama, de lo que nos alegramos mucho”, añadía Alonso.
El debate se centró en las circunstancias del toreo, y en los duros momentos que pasan novilleros y toreros cuando nadie se acuerda de ellos para confeccionar los carteles. Alonso y Cañadillas coincidieron en señalar que Juan de Castilla, ahora profesor del CITAR, está injustamente poco valorado en nuestro país, a pesar de haber recibido extraordinarias críticas en los mentideros taurinos. “Juan es un hombre joven que sufre porque no torea. En España, no puede demostrar quién es. Pero los que lo conocemos, tenemos el privilegio de verle y sentirle, y de hablar con él todos los días en Fuentelencina”, dijo Alonso.
En mayo de 2019, Juan de Castilla se presentó como novillero en Madrid. Aquella tarde, en Las Ventas, se enfrentó al reto de su vida: sólo ante el peligro, puesto que Filiberto y Luis Miguel Adame resultaron cogidos en su primero, tuvo que lidiar cuatro utreros. Y, para asombro general, dio una lección, destacando especialmente en el quinto y en el sexto. Cortó una oreja. “Las crónicas lo pusieron en lo más alto, pero no ha vuelto a pisar la plaza de Las Ventas. Este es el sinsabor de la tauromaquia. Los trajes de luces son muy bonitos; pero luego el día a día es muy duro”, explicó Cañadillas en la presentación del torero.
El diestro colombiano contó en Almonacid otra de sus gestas, cuando el 21 de septiembre de 2019 resultó cogido por el último toro de la ganadería Rincón de Los Derramaderos en Villaviciosa de Odón (Madrid), cuando se disponía a dar un pase con la muleta. El matador sufrió una cornada de 30 centímetros. Pero, antes de ser intervenido, fue capaz de dar muerte a su oponente y cortar dos orejas que no pudo pasear, puesto que iba, ahora sí, camino de la enfermería. Le acompañaban en el cartel Manuel Escribano y Daniel Luque. “Pensé que era una voltereta, hasta que vi la sangre. Pero me di cuenta que podía terminar. Mis compañeros, que me habían acompañado hasta allí, me decían, como yo a ellos, que no mirara hacia abajo”, contó el diestro, que dio, además, los detalles de por qué resultó cogido.
Hoy, para vivir su sueño, Juan se levanta a las cuatro de la mañana, para trabajar. Después de haber indultado en Bogotá (2020), en su Colombia natal, es consciente de que puede, aunque en España nadie se acuerde de él. “Juan llega a su casa a las tres de la tarde, y se va a entrenar. Eso también es ser torero: compromiso valores y dignidad”, dijo Alonso. “Sobrevivir en este valle de lágrimas no es fácil. Sobre todo cuando ves carteles con toreros a los que les he podido en la plaza, y, sin embargo, torean más que yo. Pero si me pongo a pensar en lo que han hecho los demás, no soy feliz. Así que me aferro a las pequeñas cosas. A mi disciplina, a mi dedicación, a mi forma de entender el toreo. Cuando llega la tarde, lo disfruto más que nada. En todo caso, me queda la conciencia de haberlo dado todo siempre. Los recuerdos me motivan a aferrarme a un clavo ardiendo, aunque tengo que reconocer que algunos días cuando me acuesto, pienso en que no pasa nada si no amanece. Para mantener mi sueño, tengo que trabajar. Pero por encima de todo, está mi sueño. No me importa sacrificar lo que sea. Que me llega, bien; que no, por lo menos lo estoy intentando. Tengo claro lo que me dice siempre mi padre. Cuantas más piedras te encuentres en el camino, más sólido y fuerte será tu castillo”, dijo.
Juan también tuvo palabras de cariño para Pedro Cañadillas. “El mundo del toreo es algo muy visual, que entra por los ojos. Así lo percibía yo, pero estaba muy equivocado. Encontrarme con Pedro, me abrió la mente para saber que el toreo no solamente es lo que ves, es también lo que escuchas, lo que hueles, y lo que sientes”, señaló.
Por su parte, el novillero Rubén Núñez afirmó que es bonito representar la afición y la escuela en la que se forma, el CITAR. Con sólo 21 años, vive en España desde 2018. “No me quejo, toreo bastante. Y en todo este tiempo he podido conocer a grandes aficionados como Pedro Cañadillas, que sin un punto de interés, siempre nos ha abierto los brazos. Para nosotros es un aliciente relajarnos con las piraguas en Almonacid, o comer los dobladillos, los dulces del pueblo, que nos trae al CITAR. Lo malo es que al día siguiente, hay que salir a correr. Somos unos privilegiados por vivir este mundo”, dijo en el Salón de actos del Casón de los Condes de Saceda de Almonacid de Zorita.
Núñez pudo debutar con caballos hace cinco meses, en Alalpardo, en la Comunidad de Madrid. Cerró la tarde con una vuelta al ruedo, con un novillo de la ganadería de Bellalucía, pero sin suerte con la espada. “Me encontré a gusto, dentro de lo que cabe, menos con el acero. Sigo cambiando y buscando mi forma. Lo puse todo, la técnica y la espada, se irá corrigiendo, porque sé que si está la entrega, lo otro llegará. No me voy a aburrir”, dijo.
No estar acertado aquella tarde le ha servido para darse cuenta de lo que significa estar en España, madurar y aprovechar cada momento.
Núñez ha toreado este fin de semana en Méjico y después se irá a Perú. “Estaba deseando ir para allá, pensando que aquí no pasaba más que malestares, pero he empezado a valorar el día a día, la gente que está conmigo, los entrenamientos. Esta reflexión me ha servido para saber quién soy, y qué quiero hacer en la vida. Ahora, afronto las oportunidades con mayor madurez e ilusión. No entendía lo valioso que podía ser matar en Fuentelencina, donde hace unos días compartía cartel con mis compañeros, y cuando lo hice, me sentí un niño más. Estoy más que ilusionado y contento por continuar con mi sueño”, terminó.
Después del coloquio, largo y distendido, en el que también se presentaron al público almorcileño otros alumnos del CITAR, se sortearon, por cortesía de la organización y de la propia ganadería, tres viajes para dos personas a la finca de La Morera, en Fuentelencina, para visitar la ganadería de Diego Valladar, que les correspondieron en suerte a Rosario Chamorro, Margarita Fuentes y Amelia Serrano.