Santiago López Ortega -tres orejas- y Alberto Donaire -dos orejas, salen a hombros de La Coqueta
Almonacid de Zorita. 12 de septiembre de 2023. La Plaza de Toros de La Coqueta acogió en la tarde de ayer, 11 de septiembre, una semifinal del prestigioso 'Guadalajara Busca Torero'. De este certamen ya ha salido alguna figura del toreo, como Leo Valadez, y también matadores de toros como Juan de Castilla, que confirma su alternativa este próximo domingo, en Las Ventas. Este último, además, estuvo presente en las Jornadas Taurinas de Almonacid de Zorita en el año 2022 mostrando que tiene la misma categoría como persona que como torero.
El de hoy ha sido un magnífico mano a mano entre Alberto Donaire, novillero riojano afincado en Alboraya, y alumno de la Escuela Taurina de Valencia, y el mejicano, de Chihuaua, Santiago López Ortega, que se forma como torero en el CITAR.
El día que cumplía 37 años desde su inauguración, por el gran maestro rejoneador Manuel Vidrié, siendo alcalde Olegario García, se lidiaron cuatro erales, de la ganadería de Cesar Rincón, con encaste Domecq. Como recordaba antes de comenzar la lidia el asesor taurino del Ayuntamiento de Almonacid, Pedro Antonio Cañadillas, el maestro Rincón es el que más puertas grandes consecutivas tiene en Las Ventas, con cuatro, para un total de seis. Cañadillas pronosticaba que se trataba de una ganadería de garantía. Y así fue. En el paseíllo, en el que sonaron pasodobles, como toda la tarde, interpretados por la charanga El Puntillo, de Mondéjar, La Coqueta lucía como nueva, después de las últimas reformas que ha llevado a cabo en ella el Ayuntamiento.
Abrió plaza Donaire. Y, como toda la tarde, los quites con el capote que se hicieron uno a otro novilleros mostraron las ganas de triunfar y de convertirse en figuras del toreo. Con la muleta, el de Alboraya se sintió a sus anchas, ante Aprendiz, un novillo noble. El chaval gozó en la cara del toro, mostrando su sentido del temple y toreando muy despacio. No estuvo fino con el acero, y eso le quitó el triunfo. “He disfrutado de un novillo que me ha dejado torear. Lo he disfrutado mucho y el público ha respondido. La pena ha sido que no entrara la primera estocada como la tercera”. Para Donaire, ser torero es algo especial, es una forma de vida. “Es algo que me gustó desde pequeño y que viví con mi padre y con mi tío, que también han estado en el mundo del toro. Ojalá pueda cumplir mi sueño”, señalaba.
Con su segundo, Mentiroso, Donaire estuvo importante. El eral tuvo mucha más dificultad que el primero. Había que imponerse a él desde el inicio. Y el chaval estuvo poderoso, imponiéndose con la muleta por los dos pitones, y toreando, como en su primero, muy despacio, por abajo, sometiéndolo. Después de pincharlo una vez, lo mató con una buena estocada, lo que le valió las dos orejas del eral. “Estaba esperando que saliese ese segundo novillo. Venía con ganas de triunfar en Almonacid, y así ha sido. Intento buscar la pureza en el toreo, me considero un torero clásico, y hoy, con ese concepto, he llegado al aficionado. Me siento afortunado por haberme podido expresar como torero”, decía al terminar su actuación.
López Ortega derrochó actitud, y ganas, que se le vieron ya en los quites con el capote, alguno, de rodillas, soberbio. El primero de su lote, de nombre Profesorillo, no estuvo exento de dificultad. Reponía muy rápido las embestidas, y a veces se quedaba corto. Sin embargo, el mejicano lo entendió bien, sacando lo mejor de su faena por el pitón izquierdo. Lo toreó con la suavidad que requería el animal, y además, lo hizo sobreponiéndose a una voltereta inicial. Después de pincharlo una vez, lo mató a la segunda. “El novillo no se dejó del todo, pero haciendo las cosas bien, creo que le saqué lo que tenía”, señalaba López Ortega. El chaval se sintió confiado con su progreso que le hace sentirse más seguro cuando los novillos no lo ponen fácil. “Lo pinché a la primera, pero a la segunda, no se me podía ir”. Y así fue. La presidencia le concedió las dos orejas, tras fuerte petición del público. El mejicano quiere ser torero por la fascinación que sintió cuando vio torear a Enrique Ponce en su Méjico natal. “Quería ser como él, como las figuras del toreo”, decía en Almonacid. López Ortega dedicó la faena a Pedro Cañadillas.
Con su segundo, Bullarengue, López Ortega no estuvo tan fino. También tuvo algún destello de calidad, pero le faltó redondear alguna serie con la muleta para que el público se viniera arriba. Tampoco estuvo bien con la espada. Mató a la segunda, con una estocada un poco caída. Se llevó una oreja de Bullarengue, y se convirtió en el triunfador de la tarde. “He dado un paso importante para estar en la final”, zanjaba después de salir a hombros, junto a Donaire de La Coqueta.
Al término del festejo, se hacía bueno el pronóstico de Cañadillas. “Los novilleros lo han dado todo. La novillada ha sido noble, un poco floja de fuerza, pero ha embestido. Los erales han tenido casta y nobleza”, valoraba para terminar, contento con la dedicatoria del alumno del CITAR.