Julia Ruiz expone sus labores de cinco décadas, como homenaje a Natalia, su hija fallecida
Almonacid de Zorita. 03 de marzo de 2024. Julia Ruiz expone en estos días sus labores de costura, que ha ido tejiendo, con mucho cariño, para sus seres queridos, en los últimos cincuenta años.
Nacida en Almonacid, en 1952, Julia, afirma, orgullosa, que “nunca me he marchado de mi pueblo”. Su afición por las manualidades le viene de la escuela de Almonacid, que se ubicaba en el actual Hogar el Anciano. Allí estudió entre los años 1957 y 1971. La artesana recuerda a una maestra, doña Rosa, “que nos lo enseñó todo”, cuenta, conservando por ella una gran admiración. “Todos los que fuimos sus alumnos, le estamos muy agradecidos”, sigue.
Doña Rosa, les enseñaba Geografía, Matemáticas o Lengua, por la mañana, y por las tardes, manualidades y costura. Eran otros tiempos. “Memorizábamos la tabla de multiplicar, cosiendo. De ella, aprendió a hacer ganchillo, punto de dos agujas, punto de cruz, a hacer bolsas de pan, punto yugoslavo… todo lo que sé hacer, me lo enseñó ella. A mí, me encantaban las labores, y lo absorbía todo de mi maestra. Si vive, le doy las gracias públicamente por todo lo que me enseñó”, añade.
A los 14 años, los niños y niñas dejaban de estudiar, y, muchos de ellos, no continuaban, como le sucedió a Julia. Así que, lo que le faltaba por aprender, se lo enseñaron su madre, Presentación González, y su tía Julia, su madrina. “Ellas dieron clases de labor con las monjas de Almonacid. Mi madre me enseñó a bordar a máquina y mi tía, a mano. Con ellas me aficioné aún más”, dice.
Julia se casó, con veinte años, en la Iglesia de Santo Domingo de Almonacid. Corría el año 1972, y, desde entonces, no ha dejado de coser. Por eso, en esta muestra, se pueden ver trabajos suyos de las últimas cinco décadas.
En total, Julia expone en torno a 50 trabajos: Seis de colchas de ganchillo, cinco de punto de cruz, once cuadros de punto de cruz, y numerosas piezas individuales, como bolsas de pan, u otras, cuidadosamente expuestas en dos vitrinas. Julia ha tenido que recopilar muchas de ellas trayéndolas de casa de sus hijos y hermanas, además de la suya propia, puesto que, a lo largo de los años, las ha ido repartiendo entre sus seres queridos.
Pero, sin lugar a dudas, las más valiosas son dos cuadros de punto de cruz que hizo su hija, Natalia Varas, fallecida en el año 2018 a consecuencia de una enfermedad rara en la piel. Durante su convalecencia, juntas tejían y hablaban. Los dos últimos que hizo, son estos dos cuadros, que representan dos ramos de flores. Y que ahora brillan en la muestra. “Los expongo en su honor, porque así lo quiso Natalia”, dice, con los ojos humedecidos, y por eso, da las gracias al Ayuntamiento que le ha dado la oportunidad de hacerlo en el Espacio Cultural El Molino.
Julia ha transmitido su afición a sus hijos y nietos. Además de Natalia, también su hijo, David, ha hecho cuadros en punto de cruz, y lo mismo su nieta, Paula, la hija de Natalia, que se hace gorros, bolsos, y tiene hasta un pingüino hecho de punto de cruz. “Sabe hacer punto de cruz y ganchillo”, dice su abuela orgullosa.
Además de estos cuadros, hay otro muy especial. Representa al padre de Julia, Pedro, cuando iba montado sobre su galera, tirada por una mula, con sus perros atados al carro.
Aunque Julia está orgullosa de todas sus creaciones, las más bonitas, sin duda, son las que Natalia hizo para Julia, unas flores, bellísimas, que dejan constancia de lo que una hija quería a su madre.
La muestra está abierta los viernes, de 16 a 20 horas, el sábado, de 10 a 14 horas y de 16 a 20 horas, y el domingo, de 10 a 14 horas hasta finales de marzo.