Almonacid muestra su respeto y devoción a la Virgen de la Luz
Almonacid de Zorita. 09 de septiembre de 2024. Almonacid de Zorita ha mostrado, un año más, a la Virgen de la Luz, la devoción y el respeto que siente por su patrona.
Para todos los almonacileños, creyentes o no, el día 8 de septiembre es especial, así como todas las tradiciones que acompañan a la Virgen de la Luz.
En la mañana de ayer, y para facilitar la asistencia a la misa mayor, el párroco local, Justin Bolingo, apoyado en esta ocasión por Javier García Toledano, sacerdote almonacileño, convocó la misa en dos horarios, para facilitar la asistencia de todos los feligreses que lo desearan.
La primera, tenía lugar a las diez de la mañana, y la segunda, probablemente la más multitudinaria del año, se oficiaba a las doce y media de la mañana. Después del descanso del periodo veraniego, fue la Rondalla de Almonacid la que la engalanó musicalmente, en un día que, para todos sus integrantes, tiene un enorme valor sentimental.
En la diana floreada, y en la procesión vespertina, Almonacid mantiene la costumbre de invitar a la Banda de Música de Pastrana. Su repertorio de marchas procesionales es uno de los mejores de la provincia, y su acompañamiento solemne emociona a los almonacileños. De nuevo, los ha dirigido Pascual Suñer.
Este año, y a diferencia de lo que ocurriera en 2023, cuando se cumplieron los primeros 175 años de la Hermandad de la Virgen de la Luz, ha procesionado la imagen nueva de la Virgen de la Luz, adquirida en el año 1989, mientras que la más antigua -no la original, que desapareció en la Guerra Civil- permanecía en su camarín de la Ermita. Data de los años 40 del siglo XX.
La Hermandad, revitalizada por el ingreso en sus filas de muchos jóvenes almonacileños -Ahora cuenta con 220 hermanos- se plantea propiciar, el año próximo, que salgan en procesión de manera alternativa cada año, las dos figuras, uno la más antigua, y al siguiente la 'buena moza', como llaman en Almonacid a la réplica del 89. La costumbre, mantenida hasta el día de hoy, es que los padres o abuelos inscriban a sus hijos o nietos recién nacidos en la Cofradía.
En la tarde de ayer, sobre su imponente carroza, que el pueblo de Almonacid regaló a su patrona tal día como ayer, hace cincuenta años, la Virgen de la Luz vestía el manto que le donó el pueblo de Almonacid de Zorita en el año 2001. Costó 935.000 de las antiguas pesetas. Y los almonacileños donaron más de 700.000. El manto tiene como peculiaridad un escudo frontal, de pechero delantal, que es el de Almonacid de Zorita.
Mientras tanto, en estos días, la imagen más pequeña, viste un traje de seda, bordado en oro, que es uno de los más antiguos de los que tiene en su ajuar. Precisamente en estos días se está restaurando el más antiguo de todos. También lucía, la buena moza, una corona que se restaurado este año con un resultado espectacular.
Los efectos de alhajas y joyas son los que la gente regala y se pone. Algunas de ellas no se ven, debido al pequeño tamaño de la imagen. Sin embargo, la Hermandad se empeña en que la lleve bajo las enaguas, para que salgan a la calle.
La decoración de las flores que engalanan la carroza y también el altar la lleva a cabo el almorcileño Sergio Mínguez.
La Junta Directiva de la Hermandad, que permanece en el cargo durante cuatro años, está compuesta en la actualidad por Javier García Toledano, como hermano mayor, Ian Parra es el tesorero, Marisol Fernández, secretaria. Hay cuatro mayordomas, que ayudan y colaboran en el trabajo de los días de fiesta, Ascensión Polo, Carmelina Rojas, Juana Morago y Mayte Ortiz. Los camareros de la Hermandad, perpetuos mientras ellos quieran, son Guillermo Pérez Alcocer y Pilar Herreros. La camarera de honor es la gran Rafaela Castuera.
La leyenda
Cuenta la leyenda que la historia de la devoción por la Virgen de la Luz en Almonacid de Zorita se remonta al año 1530, cuando un hijo del pueblo, Diego García Cantarero, la compró por treinta reales a un turco. La Virgen la tenía escondida en un muladar y cuando fue a entregársela a Diego, no la encontraba, por lo que el almonacileño pensó en tomar represalias. Antes de que lo hiciera, apareció la Virgen en lo alto del muladar, según Diego, radiante. Él se la envió a su hermano, que la puso en la puerta de Bolarque, donde un pajarillo limpiaba las telarañas de una corona de plomo que tenía la imagen, ajeno a las miradas locales. Años después, el mismo milagro se repitió, y fue en 1610 cuando se levantó la primera capilla en honor a la Virgen, en lo que hoy es el Centro CeLA. Años después la sede de la Ermita pasaría a la actual, la Iglesia Convento de los Jesuitas.
La procesión vespertina salía, puntualmente, a las ocho de la tarde. Los músicos de la Banda de Pastrana recogían a reina y damas de fiestas en sus casas, y a la corporación municipal en la puerta del Ayuntamiento.
Al salir la Virgen en su carroza, engalanada de flores, sonaba el himno nacional. En primer lugar desfilaron los portadores de las insignias y estandartes de Almonacid y de la Hermandad, seguidos de la Banda de Pastrana, de los hermanos y hermanas, en fila de dos, precediendo a la carroza, con la Virgen iluminada, las autoridades y junta directiva de la Hermandad.
La procesión siguió el recorrido habitual, saliendo de la Ermita por la calle de Natalio Gumiel Morago, siguiendo por el callejón del Matadero, calle de Luis Fernández de Heredia Rojo, Travesía de la Iglesia y calle Cervantes, para llegar a la Plaza del Coso, calle del Gobernador, y del Conde de Saceda, de vuelta hasta la Ermita. Acompañando a la corporación municipal de Almonacid, encabezada por su alcalde, José Miguel López, estuvieron los alcaldes de Albalate, Julio Vicente, y el alcalde de Valdeconcha, José Antonio de la Fuente, entre otras personalidades locales y provinciales.
La Virgen, iluminada, volvía a componer bellísimas estampas por las calles del pueblo, a la caída del sol, con esa luz rojiza tan característica de los atardeceres almorcileños, mientras la Banda de Pastrana acompañaba el paso de la imagen con su repertorio de marchas procesionales.
Una vez llegó de vuelta la procesión a una Ermita abarrotada de fieles, se cantó la salve y por fin, el himno de la Virgen de la Luz, en el momento más emotivo de la tarde-noche. Además, también se bendijeron las caridades, que se repartieron entre los fieles, solicitando un donativo con propósito benéfico.