Exposición taurina en el Molino.

 

Almonacid de Zorita. 20 de octubre de 2018. Pedro Antonio Cañadillas es  aficionado a los toros desde que tiene uso de razón. Siempre había vivido su afición con pasión, pero cuando la vida le jugó una mala pasada en forma de una retinosis pigmentaria que llegó sin avisar y que le dejó prácticamente ciego, la tauromaquia se ha convertido en algo  esencial para él.  

A ella le dedica horas infinitas, y de ella dice haber aprendido, y subrayado en estos tiempos que corren,  “una cantidad de valores que parece que se hayan perdido en nuestra sociedad, como el esfuerzo, el afán de superación, o la aceptación del sufrimiento para continuar luchando”.

El almorcileño recuerda muchos grandes momentos en plazas de toda España protagonizados por algunos de sus toreros favoritos, como Esplá, Curro Romero, Joselito, Dámaso González o Iván Fandiño. Cuando perdió la vista, aprendió a sentir los toros sólo con el corazón. Así, grabados en su interior han quedado momentos espléndidos de Talavante o de Curro Díaz. “Por extraño que pueda parecer, sólo se sorprenden de mi afición y de mi presencia en las plazas quienes no conocen la tauromaquia. Toreros, ganaderos o empresarios saben muy bien que uno se puede emocionar en la plaza, aunque no vea lo que está pasando”, dice Pedro.

El amor que siente por los toros le motiva, le hace salir, y conocer, descubrir y utilizar las nuevas tecnologías para estar al tanto de lo que sucede en la temporada. “Los toros me demuestran cada día que el mundo no se termina, aunque te toque recibir un golpe duro”, sigue.

Pedro tiene, y cultiva, una gran amistad con periodistas taurinos del calado de Federico Arnás o Miguel Angel Moncholi. De hecho, ha protagonizado reportajes del veterano programa 'Tendido Cero', el último bien reciente; colaborado con Moncholi en la radio, e igualmente ha logrado que estos maestros de la comunicación hayan hecho escala en la villa almorcileña. Por ejemplo, Federico Arnás protagonizó una de las jornadas taurinas que organiza Cañadillas en colaboración con la Asociación Lago de Bolarque y el Ayuntamiento de Almonacid de Zorita, hace dos años. Moncholi hará lo propio muy pronto.

Y toda esta pasión por la fiesta nacional es la que el almorcileño muestra, hasta finales de octubre, en el Centro Cultural El Molino. Allí expone una generosa muestra de su amplísima colección taurina, con epicentro en Almonacid de Zorita. Como no puede ser de otra manera, la muestra arranca en 'La Coqueta', como todo el mundo llama a la plaza de toros Santiago Fernández de Heredia de Almonacid por ser “lo que exclaman quienes la ven por primera vez, y además, ahora da nombre a una nueva peña taurina en nuestro pueblo”, dice orgulloso el aficionado.  'La Coqueta' fue inaugurada por la máxima figura del rejoneo de entonces, Manuel Vidrié Gómez. La maqueta  es obra de Marcos Morlanes “y es un homenaje a Román López, maquetista y artesano local”, explica, cuya obra también ha sido ya expuesta en El Molino.

La plaza de toros de Almonacid se inauguró el 11 de septiembre de 1986. Un día que el coleccionista y aficionado recuerda con enorme cariño, por ser el momento a partir del cual “contamos con plaza fija”. Incluido el primero, Pedro guarda con mimo los carteles de cada tarde de toros en la villa alcarreña. Muchos forman parte también de la exposición.

De todos los momentos que se han vivido en la plaza, Pedro se queda con el indulto de un toro llamado 'Soñador', con el número 9 en el costillar, y de capa melocotón, de la ganadería salmantina de Jesús Esperabé de Arteaga Peralta. “Ese es el día que más satisfacción he sentido en 'La Coqueta'. La plaza fue un clamor”, asegura. Su excelente memoria tiene el refrendo de las anotaciones y crónicas que cada cartel tiene escritas por detrás y que, “algún día, sin prisa, pondré en un libro”, dice. 

En una especie de altarcillo, al fondo de la gran sala de El Molino, Pedro expone trajes de luces, capotes de brega, capotes de paseo, y una muestra de los premios con los que le han distinguido a lo largo de su vida taurina. Hay, incluso, dos botijos. “Aunque ya no se lleven, para mí, siguen siendo parte de la cuadrilla”, añade.  Y por fin, en la última de las cuatro partes en las que ha dividido su muestra, expone una colección de figuras taurinas de plomo con todos los intervinientes en el festejo y diferentes lances de la lidia. Entre todas, componen una completa muestra, que el visitante debe ver con los ojos, y, como dice su promotor, coincidiendo con la famosa frase de José Tomás, “con el corazón”.

 

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