Edificios con historia en sus piedras

El templo parroquial está dedicado a Santo Domingo de Silos.


Empezó a construirse a finales del siglo XV, y quedó inacabado. Destaca la portada tallada en piedra caliza de muy mala calidad, y que ha sido recientemente restaurada. 
Está formada por un alto alfiz que engloba el ingreso, el cual está formado de cuatro arcos superpuestos, semicirculares, decorados de bolas, cardinas, baquetón y numerosos elementos de iconografía gótica, (animales, quimeras, niños, frutas, etc,), todo ello bajo un último arco de tipo florenzado, que está guarnecido de cardinas y grandes cardos en las puntas. 
Los arcos descansan sobre breves capiteles y columnillas adosadas recubiertas también de profusa ornamentación gótica. 
En las enjutas del arco, se ven los escudos de la Monarquía castellana en la época de los Reyes Católicos, y de la Orden de Calatrava.

De la primitiva construcción sólo se llegó a levantar el ábside y parte del presbiterio, que se encuentra sin terminar. Ofrece una estructura de planta poligonal con altos muros de sillar con contrafuertes, añadiendo flameros, ventanales y moldurajes de gran efecto, todo ello de estilo gótico. 
Es realmente impresionante ver los grandes pilares cilíndricos adosados a las esquinas, y totalmente estriados, con collarines al inicio de las bóvedas, que conforma el primitivo presbiterio y que quedó sin techas.

En el interior destacan las dos capillas de tipo gótico en la cabecera de las naves laterales, teniendo su ingreso formado por arcos apuntados y las cubiertas de sus ámbitos ocupadas por bóvedas de crucería con muy bellos arranques en las esquinas.

El altar mayor ofrece un retablo sin ningún valor, en el que sobresale un cuadro de la Inmaculada. 
A los pies del templo hay un buen cuadro de San Martín, y en la sacristía se encuentra una obra verdaderamente excepcional, como es el Cristo de la Buena Muerte, pieza gótica del siglo XIV, tallado en madera, que puede calificarse como la joya de la parroquia. Hasta su traslado a la parroquia estuvo instalado en la capilla del cementerio.

También destaca la pila bautismal obra del siglo XVI, que ofrece una copa adornada sobre la piedra con detalles ornamentales platerescos. 
En la actualidad, tras los últimos trabajos de conservación llevados a cabo, está instalada en la Capilla derecha del crucero. Anteriormente lo estuvo en una pequeña capilla a los pies de la iglesia y debajo de la tribuna.

 

El archivo parroquial, hoy bien clasificado, es muy bueno y completo, y a través de él puede seguirse en gran medida la vida del pueblo a través de los siglos.

 

Las murallas y sus puertas

Almonacid estuvo totalmente rodeada de murallas, de las que aún hoy se ven restos entre las casas. Fueron construidas, a instancias de la Orden de Calatrava a lo largo del siglo XIV. Durante muchos siglos se mantuvieron de pie, y fueron cuidadas por todos los vecinos como algo sustancial a su importancia. Sabemos que en siglos pasados cuando se propagaba alguna epidemia de peste, el Ayuntamiento ordenaba cerrar las puertas de la villa, prohibiendo entrar a nadie que no fuera vecino de ella. Así por ejemplo ocurrió en 1599, cuando la epidemia de peste llegó hasta Madrid y Toledo, una de las medidas que tomaron fue dejar solo abierta la puerta del Coso, registrando a cuantos venían de fuera para que dieran razón del lugar de donde procedían, comprobando en una lista que había en la misma puerta si ése lugar estaba o no apestado. Se cerraban también durante la noche con llaves que guardaban determinados miembros del concejo.

Hubo más de las cuatro puertas que se han tenido siempre por clásicas orientadas a los cuatro puntos cardinales. En los documentos se mencionan como más importantes las de Zorita, (Oeste), Coso (reconstruida en1581 por maestro cantero Juan Villa), Bolarque (Norte), del Campo, Puerta Nueva, Albalate (Sur), Cementerio (Este) y algunas otras. De todas ellas hoy solamente quedan en pie la de Santa María de la Cabeza, situada frente al cementerio y la de Zorita obra de recia envergadura, formada por un arco apuntado y en su interior una bóveda de cañón también apuntada, en uno de cuyos muros aún se ve una pequeña hornacina dedicada a la Virgen de la Luz. La puerta de Bolarque de la que existe una fotografía sobrevivió hasta los primeros años del siglo XX.

 

La Torre del Reloj

A finales del siglo XVI el Concejo decide poner un Reloj nuevo, y acuerdan ponerlo sobre una torre nueva, en el centro del pueblo, bien alto, para que pueda verse y oirse desde todos los rincones del término, con el fin primordial de regular los riegos. 
En 1581 se decidió iniciar la construcción de este nuevo reloj. 
Las condiciones iniciales se establecieron con Miguel Dominguez el Mozo, cerrajero, vecino de la localidad, y son muy curiosas, pues los ediles piden que el tal reloj funcione como los mejores de España, dando hasta los cuartos de hora..
En los años 1583, 1588 siguen las gestiones, y es en1589, y después de muchos problemas para elegir el sitio donde levantar la torre, y pagar a los dueños de los solares ocupados, cuando se inicia la construcción de la torre.

Se inauguró en el año 1590 siendo Gobernador del Partido de Zorita don Juan de Céspedes, según lo indica en su muro de poniente, una placa de piedra tallada en la que aparece con limpieza de caracteres las armas de Castilla, y una leyenda que explica el dato histórico.

Ermita de la Virgen de la Luz

La antigua ermita de la Virgen de la Luz se encuentra en el extremo norte del pueblo, junto a donde estuvo la puerta de Bolarque.

El 15 de marzo de 1588  el Concejo acordó enviar,…. “ a suplicar a su magestad al rreal consejo de las órdenes sea servido de hazer merced a esta villa e vecinos della, de mandar dar lizencia para que la capilla que tiene comenzada Francisco López en la puerta de Bolarque que se acabe para poner en ella con la dezencia que conviene la ymagen de Nra. Señora de la Luz questá en el arco de la dicha puerta…”.

En ella se pueden admirar dos puertas de cuidada talla, especialmente la que mira al sur, sin duda la principal, en la que junto a una hornacina vacía, en la que antiguamente había una talla de la patrona del pueblo, lucen dos escudos de la Orden de Calatrava, y en el dintel una leyenda que nos recuerda que se hizo en 1610, siendo gobernador del Partido de Zorita, y Capitán a Guerra por el mismo, don Luis de Vargas Andrade.

La ermita se utilizó durante muchos años como molino de aceite, por lo que en su interior no hay nada de interés.

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